En el Tren a Siberia, por Lillian Firestone

Es difícil para la mayoría de nosotros creer que ambos ángeles y demonios se mezclan con los humanos en la Tierra […]

Winged beings from Ezekiel 1. Jim Padgett, 1984
Winged beings from Ezekiel 1. Jim Padgett, 1984

Es difícil para la mayoría de nosotros creer que ambos ángeles y demonios se mezclan con los humanos en la Tierra. Sin embargo la tradición enseña que rara vez son vistos en su forma esencial; conducen sus asuntos bajo apariencias plausiblemente ideadas, luciendo como gente normal a los fines de pasar desapercibidos.  Ellos tienen sus asignaciones.

Ellos tienen la instrucción, de hecho la orden, de afectar las vidas de hombres y mujeres, ya sea para elevarlos a una conciencia superior o al menos a la mas alta ética, o para seducirlos hacia abajo a la esfera animal. Su objetivo común es permitirnos ejercer nuestra libre voluntad, de elegir.

Esta libre voluntad es el único poder garantizado a hombres y mujeres el cual debemos ejercitar o eventualmente perder.

Si ya sea la influencia angélica o la demoníaca fueran siempre mas fuertes que nuestro libre albedrio, las personas se verían compelidas a ser buenas o malas. La real elección no existiría y la voluntad libre sería simplemente una fantasía reconfortante.  Pero en la lucha real de fuerzas, un hombre o una mujer pueden optar por seguir la luz con gran dificultad y a cierto costo, o no hacerlo. El gran Designio Cósmico nos requiere forjar nuestras almas por medio de esta eterna lucha.

En la tradición occidental contemporánea la representación folclórica de un ángel es a menudo una bella jovencita rubia con alas extendidas y un halo, usualmente sentada en una nube tocando un arpa. Esta imagen, tan caricaturesca como es, metafóricamente hablando es completamente exacta. El ángel esta por encima de la nube de las emociones humanas con sus confusiones y sufrimientos. Ella no esta tocando el arpa -ella es el arpa, una amalgama de las mas finas vibraciones. Y sus alas indican su habilidad para aparecer en cualquier lugar en cualquier momento. Los ángeles son hombres y mujeres pero uso el nombre femenino por simplicidad.

Cuando la energía angelical necesita manifestarse, ella escoge una forma humana a los fines de hacerse pasar por uno de nosotros. ¿Experimentan esta presencia los animales? Ellas probablemente asumen la forma de un miembro superior de su misma especie. Los animales crecen en paz ante la presencia angelical.

Para estar seguros de qué reino viene vuestro visitante, aquí tenemos una guía rápida:

Un nuevo miembro de vuestra organización se hace amigo de todos, pero de pronto se desarrollan rivalidades sin par que no existían previamente. Calumniosas historias empiezan a circular, y surge un nuevo sentido de incertidumbre en toda la estructura de la organización. Amigos fieles devienen rivales y se enemistan. Se crean bandos opuestos. Hay perdedores. Las personas mas competentes son forzadas a abandonar sus puestos o a dejar la organización definitivamente.  Muy pronto los menos competentes se encuentran en posiciones de poder, debiendo su ascenso a las almas demoníacas a quienes ahora deben proteger. Un buen diablo puede destruir hasta la empresa mas sólida. Recuerdo a un demonio decir con franqueza: “Yo admiro principalmente a los ingleses. Ellos han perfeccionado el arte de dividir y conquistar”

En retrospectiva la huella del seguidor demoníaco es obvia: la lucha, la disolución de la lealtad y el honor, y finalmente la destrucción. Históricamente vienen a la mente, Hitler, Stalin, Pol Pot. En la actualidad, podemos estudiar las páginas de negocios de un periódico. Detrás de cada gran fortuna, decía Balzac, hay un gran crimen.

La presencia angelical a menudo opera secretamente. Los resultados son indirectos -se reconcilian las partes opuestas. Cesan las guerras. Desciende la paz. Florecen las culturas.  Piensen en Abraham Lincoln, Mahatma Gandhi, Dag Hammarskjold.

En el ámbito doméstico, uno u otro miembro de la familia puede ser inspirado y trazar una pauta que otros siguen. La red familiar, sostenida por cada uno de sus miembros, apoya a los mas débiles y anima a los que luchan -redimiendo a los que de otro modo pudieran perecer.  El clan resultante es capaz de resistir los inevitables golpes y decepciones de la vida, y perdurar hasta la decima generación y aun mas.

La mayoría de nosotros los humanos, no siendo ni ángeles ni demonios, nos alternamos entre las influencias de ambos. Somos capaces tanto de grandes sacrificios por el bien y sin embargo somos igualmente atraídos por sueños de placer y felicidad personal, no importa el costo.

An angel in modern guise, Armand Fouquier, 1859
An angel in modern guise, Armand Fouquier, 1859

Cuando se emprende una gran tarea, la ayuda angelical llega inevitablemente, pero solo después de haber hecho nosotros todos los esfuerzos a nuestro alcance. En momentos de gran necesidad o esfuerzo hemos sido ayudados por “personas” y eventos difíciles de explicar –el rastro de otro mundo se convierte en una realidad desconcertante. (Ya que la ilusión es necesaria, el ser angelical se disfraza para hacer posible las diferentes asignaciones.) ¿Se puede reconocer esta ayuda?.

Cierta vez estuve en un viaje de búsqueda, iba en un tren a Siberia para encontrar algún rastro de tres amadas hermanas de mi madre, doctoras en medicina, quienes desaparecieron durante el gran terror ruso de los años 30.  La última de sus cartas fue sellada en Irkutsk, en el 1937. No era suficiente como pista, y en ese entonces Rusia no alentaba mucho las investigaciones de ese tipo, ni de ningún otro. Todavía estaba detrás de la Cortina de Hierro y los turistas eran seguidos por espías. Era una búsqueda poco esperanzadora, pero yo quería que mis tías –estuvieran ellas vivas o muertas- supieran que no fueron olvidadas.

Era la razón por la cual yo estaba en un caluroso tren ruso repleto de gente, con las ventanas selladas, en dirección al norte.

Durmiendo en la litera inferior del sofocante compartimiento, me desperté de repente con una mujer joven y bonita, colgando cabeza abajo frente a mi . Su rostro estaba tan cerca del mío, casi tocándome. Yo no podía comprender lo que estaba viendo.

“Aléjate” le dije tan alto como pude, y de repente ella estaba de pie de espaldas a la puerta. No la vi bajar. ¿Como llegó allí?  ¿Estuvo en la litera superior? Imposible, mi hija estaba durmiendo allí. Todo fue tan extraño.

La joven con un andrajoso suéter de punto, y una falda original de Europa del Este que no le hacia juego, dijo con urgencia, “Señora , Panya, cambio dinero. Cambio dinero.”

Finalmente comprendí que ella quería convertir mis dólares en rublos. No solo era ilegal, sino que ciertamente peligroso. Yo ya estaba temerosa por viajar dentro de Rusia, y no quería problemas con la policía. Antes de abordar el tren, ya había convertido algunos dólares en rublos, a la tasa oficial de uno por uno como era requerido. Había oído que el mercado negro ofrecía dos por uno, pero yo le dije que se fuera. Ella no se movió y siguió insistiendo, “Cambio dinero”. Tanto para deshacerme de ella, como para beneficiarme de la tasa del mercado negro, le di un billete de veinte dólares, pero ella no se fue hasta que aumenté a cien dólares. Con la esperanza de que me entregara doscientos rublos, experimenté una desagradable sorpresa cuando ella tomo mi dinero y se escabulló fuera del compartimiento.

Que tonta, pensé. Acabas de ser estafada con cien dólares. Llena de remordimiento por mi propia ingenuidad, hice un intento de lavarme la cara con una servilleta de papel humedecida en una loción para las manos, y así saludar el día cien dólares mas pobre.

Entonces la puerta se abrió, y ella estaba de regreso, presionando en mi mano ochocientos rublos, a una notable prima de ocho por uno.

“¿Por que hace esto?” exigí en explicación.

Se señaló a si misma y dijo: “Polska…”

“Pero es peligroso”, le dije con urgencia, pensando en los problemas que tendría que enfrentar si fuese capturada.

“No hay trabajo en Polonia mi país”, explico. “Me paseo en tren”.

Una sonrisa, y se fue tan repentinamente como había aparecido.

Pero ese no fue el final de este extraño encuentro. Una media hora mas tarde, un hombre de Europa del Este de mediana edad se abrio paso en el compartimiento y exigió: “Cambio dinero”.  Ella debe haberlo enviado -¿así que ellos viajan en grupo?

“Ya cambié mi dinero” le dije. “Váyase”.

“Pero no a mi” declaró.

Tobias with the fish and the angel.
Tobias with the fish and the angel.

Vi que el estaba decidido a sacarme algún dinero así que le di veinte dólares, y para mi inmenso alivio se mostro satisfecho y se fue, regresando con doscientos rublos. Me quedé sosteniendo un grueso fajo de mil rublos, una pequeña fortuna con la que eventualmente pagamos nuestras comidas, hoteles y todos los gastos en Siberia. Difícilmente podíamos gastarlo todo, ya que no había prácticamente nada que comprar.

Excepto por colgarse boca abajo, por bilocarse, y cambiar dinero a una tasa  loca, mi mujer polaca era de un aspecto muy normal. Tal vez haya una explicación diferente para lo que ocurrió. Pero aquí esta la cosa: Nadie me ofreció ocho por uno de nuevo. Si esto era un regalo, ¿quién era el dador?

Al igual que en los cuentos de hadas, cuando usted sale en una búsqueda, fuerzas inesperadas le ayudaran -ya sea que tomen la forma de una rana parlante o de una linda mujer disfrazada de polaca.

Si usted, lector, desea un contacto con fuerzas angelicales, emprenda una misión difícil, ya sea para ayudar a su familia, o al mundo, y persígala con una firme determinación que pudiera rayar en la locura. Los ángeles se sienten atraídos por este tipo de cosas, y uno de ellos (o ellas) pudiera ser tentado a aparecérsele, convenientemente disfrazado.♦

 

By Lillian Firestone

Lillian Firestone, Parabola's editor-at-large, is the author of The Forgotten Language of Children: Discovering Courage, Creativity, and Consciousness and of the forthcoming The Last Jew in China & Other Stories.